A -Pero entonces -me atreví a comentar-, aún estáis lejos de la solución… G -Estoy muy cerca, pero no sé de cuál. A -¿O sea que no tenéis una única respuesta para vuestras preguntas? G -Si la tuviera, Adso, enseñaría teología en París. A -¿En París siempre tienen la respuesta verdadera? G -Nunca, pero están muy seguros de sus errores. A -¿Y vos? -dije con infantil impertinencia-. ¿Nunca cometéis errores? G -A menudo -respondió-. Pero en lugar de concebir uno solo, imagino muchos, para no convertirme en el esclavo de ninguno.
Conversación entre Guillermo y su aprendiz Adso sobre la solución a los crímenes cometidos en la abadia.
3 comentarios:
Una vez se haya dicho todo, estaremos en condiciones de volver a decirlo todo, porque todo se habrá contradicho.
Aquiles Dalseme
A -Pero entonces -me atreví a comentar-, aún estáis lejos de la solución…
G -Estoy muy cerca, pero no sé de cuál.
A -¿O sea que no tenéis una única respuesta para vuestras preguntas?
G -Si la tuviera, Adso, enseñaría teología en París.
A -¿En París siempre tienen la respuesta verdadera?
G -Nunca, pero están muy seguros de sus errores.
A -¿Y vos? -dije con infantil impertinencia-. ¿Nunca cometéis errores?
G -A menudo -respondió-. Pero en lugar de concebir uno solo, imagino muchos, para no convertirme en el esclavo de ninguno.
Conversación entre Guillermo y su aprendiz Adso sobre la solución a los crímenes cometidos en la abadia.
Umberto Eco, El Nombre de la Rosa.
de nada
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