miércoles, 25 de noviembre de 2009

EL FORO A MUERTO!!


Vosotros lo habeis matado. ¿Como podeis reconfortaros, los asesinos de todos los asesinos? El más santo y el más poderoso lugar que el mundo ha poseído se ha desangrado bajo vuestros cuchillos: ¿quién limpiará esta sangre de vuestras manos? ¿Que agua las limpiará? ¿Qué rito expiatorio, qué juegos sagrados vais a inventar? ¿No es la grandeza de este hecho demasiado grande para vosotros? Callad pues ingratos...

jueves, 5 de noviembre de 2009

MITOS PLATÓNICOS, EL MITO DE ER

1.- INTRODUCCIÓN.

El hombre, a mitad de camino entre el animal y los dioses comparte dudas y miedos con sus ancestros desde el momento en que tomó conciencia del ser y del existir. El primer llanto al nacer, que tantas otras veces será repetido a lo largo de la vida, representa la agonía del alma que se aferra constantemente a las pasiones de la vida y de la muerte, pues es el apego al tiempo y a sus hijos lo que divide y debilita al ser humano haciéndolo víctima de sus propios monstruos.

El miedo y el amor miserable a la personalidad, a todo aquello que esta destinado a desaparecer nos hace morir en cada minuto, en cada instante, y nos sentirnos perdidos, huérfanos de nosotros mismos, como si todo cuanto amásemos estuviera abocado a deshacerse entre los dedos de nuestras manos. Pero no nos engañemos, el camino de retorno se encuentra cerca, en algún lugar escondido entre las malezas y oculto bajo el manto de la noche más oscura, raras veces iluminado por el candor de las estrellas, como todas aquellas cosas hermosas y válidas de este mundo, que solo somos capaces de contemplar un instante, antes de que la atronadora rueda del tiempo le pase por encima dejando tan solo la sombra, el polvo y la ceniza. Es entonces que el hombre comienza a soñar, pues es el sueño una especie de batalla contra las tinieblas, hijas de la noche, tratando de dar sentido desesperadamente a todo en cuanto cree, y es entonces que el hombre comienza a buscar huellas en la arena y estelas en la mar, rastros de otros iguales a él que sepan donde se encuentra los caminos, que sepan leer en las estrellas y en las miradas descifrar los verdaderos nombres de las cosas.

Ya nos advertían nuestros ancestros de la existencia de una extraña relación entre lo difícil y lo válido por lo que es de suponer que la empresa que ocupa al filósofo en la búsqueda de la verdad le mantendrá toda su vida caminando en el filo de la navaja, debiendo mantener la atención despierta sin perder jamás el sentido y la dirección de las plantas de sus pies.

Las enseñanzas de Platón son las herramientas perfectas para encontrar el equilibrio necesario para continuar la marcha, pues el amor y el respeto al ser humano hizo que dedicara su vida a transmitir lo que otros tan solo intuyeron. Redactadas a modo de diálogos y en boca de su maestro Sócrates, hacen que uno se sienta tan cerca de él que muchas veces quisiera intervenir con alguna pregunta o aclamación. Mas no es necesario formular preguntas, con tan solo saber esperar unas pocas páginas, unos pocos párrafos, Platón siempre responde.

2.- ER EL PANFILIO, HIJO DE ARMENIO.

Para acercarnos al relato que nos ocupa se hace necesario conocer al personaje que en boca de Sócrates nos hará llegar su periplo mas allá de la vida, o como en el mismo Platón refiere, en el lugar donde comienza la vida mas allá de esta tumba del alma que es el cuerpo.

Es sin duda a través del mito de Er por donde Platón nos lega un conocimiento del que carece todo hombre, siendo esta falta causa y principio de todos sus males. La inmortalidad del alma es acaso la hipótesis mas lógica del pensamiento dialéctico unida al concepto de Karma y de responsabilidad tal y como aparece reflejado en el pensamiento platónico.

De manos de Er se nos hará partícipes de una aventura que nos aguarda pacientemente más allá del telón de la muerte, obligándonos a reflexionar sobre las consecuencias de nuestros actos ahora y siempre.

Es en este sentido que no podemos dejar pasar por alto ningún detalle, pues de todos los misterios que acompañan al hombre en su vida es quizá la muerte el mayor de todos. Si aún no has reparado en su constante presencia mantente atento pues su fría guadaña y su clepsidra de arena pasan delante de ti cada día privando a tus iguales de esa vida que tanto aprecias. No olvides que mas tarde o mas temprano todos tendremos que rendirle cuentas, por lo que presta atención amigo mío, pues quizás estos consejos puedan serte útiles algún día...

3. VIAJE MÁS ALLA DE LA MUERTE (LEER MITO)

4. CLAVES INTERPRETATIVAS DEL MITO.


En primer lugar, debemos entender que la descripción que Er realiza del estado post- mortem estará influida, como es natural, por la mentalidad griega del siglo IV a.c. por lo que notaremos algunas diferencias con la doctrina oriental. No obstante estas diferencias no son incompatibles sino muy al contrario complementarias, obligándonos a desprendernos de los manoseados ropajes culturales para sentir en la piel desnuda el viento frío de la inmortalidad, y para sentirnos de una vez por todas vivos realmente mientras nuestra carne se tensa y nuestra piel se eriza al contacto con las verdades inmutables.

En segundo lugar, la necesidad, la suerte o incluso las vidas animales son símbolos que Platón utiliza para representar ideas y no deben interpretarse nunca de una manera rígida.

Dicho esto pasaremos a realizar un análisis más exhaustivo del mito evitando, no obstante, caer en la excesiva racionalización de los extremos que por medio de él se expresan, pues como ya hemos dicho al comienzo el sendero del filósofo se encontrará a menudo en el filo de la navaja entre los extremos que precipitan al abismo…

5. ANÁLISIS DEL MITO DE ER.

Comenzamos el relato situándonos ante los jueces, quienes determinan, en función a las acciones realizadas durante la vida, el castigo o el premio que corresponde a cada ser humano. En este sentido debemos comprender desde el comienzo que para Platón es el hombre el verdadero dueño de su destino, por lo que el juicio no es otra cosa que expiar de un modo consciente las consecuencias de nuestros actos, de los actos realizados de una manera deliberada. En cierto sentido se trata del propio karma pues como veremos mas adelante será también él quien determine el orden de elección de la próxima vida.

Una vez juzgados los hombres deben percibir, deben tomar conciencia de las consecuencias de sus acciones buenas o malas, para que de un modo u otro, esa experiencia determine una mejor elección en la próxima vida. Es en este punto donde encontramos otro elemento interesante en cuanto a la temporalidad de la muerte que coincide con la filosofía oriental iniciatica dándole ambas un término de 1000 años.

Recordemos que Cronos (el tiempo) es hijo de Uranos y Gea, y que será gracias a su rebelión que comience la generación, separando a su padre de su madre y permitiendo que nazcan sus hermanos y dando lugar a las siguientes dinastías olímpicas. De este modo es comprensible entender que el tiempo esta presente desde el comienzo, y que será el quien de forma a la vida y a la muerte, a los ciclos, a los días y las noches.

Será tras este “castigo” que los hombres puedan proseguir su marcha para renacer de nuevo, y es ahí que surge otra figura inquietante, pues refiere Er que algunos hombres, cuyas amarras al mundo material son demasiado fuertes, son incapaces de salir de esta especie de purgatorio, quedando anclados al mundo como restos de viejos naufragios y siendo finalmente arrojados al tártaro. Este último símbolo representa claramente la negación mas absoluta acerca de la inmortalidad del alma, haciéndola mortal con un contacto excesivo con las pasiones e instintos, pues es el tártaro el origen de las fuerzas materiales de este mundo, habiéndolo engendrado Gea de si misma. Oriente también nos transmite la misma idea al referir que el hombre que se niega a si mismo, es decir, que niega la inmortalidad de su alma, queda sumido en un profundo sueño al romper el hilo que le conecta son su verdadero YO, siendo en cierta forma devorado por el tiempo del mismo modo que Cronos devoraba a su hijos.

Llegados a este punto, cabe hacer mención del sentido que Platón da a la culpa como motor de la conciencia, coincidiendo con la mitología órfica o incluso con la doctrina de Buda, ya que será mediante ésta, mediante el sufrimiento, que el ser humano irá encontrando la dirección correcta, como un leño a merced de la corriente del río, que unas veces golpeado contra las rocas, otras atrapado entre ellas irá lentamente encontrando la desembocadura hacia el mar. Platón en este sentido nos invita a navegar las turbulentas aguas de nuestra vida, haciéndonos dueños como el propio Aquiles de nuestro destino, pero al igual que Aquiles que es aconsejado por Atenea, Platón nos refiere la necesidad de buscar a alguien, un maestro, que nos permita discernir entre la vida dichosa y la miserable, entre el sendero que conduce el bien y el que a ninguna parte lleva.

El siguiente tramo al que se enfrenta nuestro héroe Er es la decisión mas importante que podemos llegar a tomar, pues será frente a la necesidad en virtud del cual giran todas las esferas, y sus hijas, las parcas (Láquesis, Cloto y Atropo) que deberemos elegir la siguiente vida entre un infinito elenco de posibilidades y combinaciones.

Es aquí que Platón nos da la gran clave de la existencia pues “la virtud no esta sujeta a dueño alguno y cada cual podrá poseerla en mayor o menor grado según la honre o la desdeñe. Cada cual es responsable de su elección. ¡La divinidad no es responsable!”, es decir, que cada hombre es responsable de sus bendiciones y sus desdichas, que somos nosotros mismos quienes elegimos las experiencias que vamos a vivir guiados por nuestra conciencia o inconciencia. Y es por ello que muchos hombres elegirán experiencias animales, símbolo de las bajas pasiones, o experiencias en las que tan solo se busquen aquellas cosas de las que se carecían en la anterior. Como aquella vieja parábola en la que un rico y un pobre quieren entrar a formar parte de un templo y solo es escogido el rico porque es el único que tiene que renunciar a algo, pues el que nada tiene, nada tiene a que renunciar, siendo necesaria vivir la experiencia del desapego para tomar conciencia de lo que significa realmente romper las cadenas.

Pero en esta andadura el hombre jamás estará solo, pues le acompañará su Daemon, garante del destino escogido como inteligencia kármica y evolutiva. Recordemos en esto las enseñanzas de Sócrates, quien daba a su Daemon el mérito de haberle instruido en las verdades del universo, pero en este sentido Platón nos regala una nueva clave al ser el propio hombre quien elije su destino. Así, aquellos que culpan al destino o a los dioses de todo cuanto les acontece cometen en sí la mayor de las faltas pues deshonran lo que de sagrado tienen en su alma y se traicionan a si mismos bajo la irresponsabilidad cobarde que tanto abunda en nuestros días.

Como decíamos al principio el karma también se encuentra representado en el orden en el que escogemos el destino, no existiendo categorías de almas, sino siendo estas cambiantes dependiendo de la elección que se haga. Es decir que existe aquí una clara asimilación del alma con la personalidad en el sentido oriental del término, permitiendo así que el alma mire hacia arriba o hacia abajo en función de nuestro estado de conciencia. En este último aspecto se encuentra reflejado en la imprudencia con la que algunos beben de las aguas del leteo cayendo en el olvido mas absoluto y como aquellas almas despiertas que gozan del equilibrio de las pasiones pueden mantenerse despiertas mas allá de las pesadas puertas del nacimiento y de la muerte.

6. CONCLUSIÓN

Es difícil saber si la muerte es un comienzo o un final, es materialmente imposible demostrar la inmortalidad del alma por medios fácticos, millones de años llevamos naciendo y muriendo, alimentando la tierra con nuestra carne y nuestros huesos, malgastando lágrimas y heridas, propias y ajenas, en un deambular hacia dentro de nosotros mismos, nos duelen las manos y las uñas de rebuscar en las profundidades de la tierra, nuestros ojos apenas saben si están abiertos y cerrados, y el sueño nos somete cada noche a la mayor de las incertidumbres. Y sin embargo, nunca se dejo de creer en el más allá, cercanos parecen los viejos manuscritos persas, babilónicos, o las enseñanzas de Platón cuando abordan temas que son tan humanos como el propio corazón o las vísceras, ridículos parecen ahora un puñado de miles de años cuando seguimos buscando las mismas respuestas que en la vieja Grecia o Roma...

Juan Manuel de Faramiñán Fernández-Fígares