lunes, 17 de noviembre de 2008

La ceremonia del té de las cinco


Para los británicos el té, al igual que ocurre en China y Japón, es servido como parte de un ritual no tan rígido como en oriente, pero que debe seguir sus pasos.

La ceremonia del té de las cinco, seguida puntualmente por millones de ingleses, es una costumbre muy asentada desde que descubrieron las virtudes de algunos de los mejores tés del mundo, cultivados en las montañas húmedas del norte de la India, la “joya” de la corona.
Lo primero, por supuesto, es adquirir un buen té inglés, de buena calidad. Normalmente se trata de tés negros fermentados procedentes de las mejores zonas productoras del mundo, situadas en las montañas del norte de la India y la actual Sri Lanka.
Hojas recolectadas a mano, secadas y fermentadas de forma natural. Hoy día es fácil encontrar buenos tés en cualquier lugar, pero siempre hay que asegurarse de que se haya conservado correctamente.
Olvidemos las bolsitas de té, que han triunfado comercialmente por su comodidad, pero que están hechas con los restos pulverizados de las hojas que no se pueden utilizar en otras presentaciones. Por tanto, de inferior calidad.
Lo segundo es disponer de una buena tetera, las mejores son de loza vidriada, con un grosor adecuado para mantener la temperatura. Es preferible que sean bajas y anchas, para que en el interior el movimiento de las hojas de té sea el correcto.
Por efecto del calor, las hojas de té adoptaran en el interior de la tetera un movimiento circular, por efecto de la convección. El agua de la parte superior, al enfriarse, bajará, dejando paso al agua más caliente de la parte inferior, arrastrando en su movimiento a las hojas de té. Por esto mismo no es necesario remover el té durante el tiempo de infusión.


Primer paso: Calentar el agua.
Llena la tetera con el número de tazas de agua que queramos obtener.Usa para medir las tazas de té, que son más pequeñas que las de café. Si el agua del grifo tiene mucho cloro o sabor mejor utilizar agua mineral. Pasa el agua a un hervidor eléctrico o a un cazo al fuego y deja calentar hasta que empiece a hervir.
Segundo paso: Calentar la tetera.
Llena la tetera con el agua hirviendo, tapa y deja un minuto, para que la loza se caliente y así mantenga mejor el calor durante la infusión posterior. Vierte el agua de nuevo en el hervidor o cazo y deja calentar de nuevo.
Tercer paso: Añadir el té en hojas a la tetera.
Normalmente se añade una cucharadita, de las de té, muy pequeñas, sin colmar, de hojas de té negro por cada taza que hemos medido en el primer paso, más una cucharadita extra “para la tetera”, sea cual sea el número de tazas. Tapa y deja reposar mientras el agua se calienta de nuevo, así las hojas se van abriendo y absorbiendo la humedad que hay en el interior de la tetera caliente.
Cuarto paso: Calentar el agua de nuevo.
Vuelve a calentar el agua hasta que rompa a hervir. Cuenta un minuto desde que rompe el hervor y vierte dentro de la tetera. Los puristas dicen que la temperatura ideal debe ser inferior a los 100º, en torno a 80-90º. Por eso nunca se debería hervir el té directamente en el agua, sólo infusionarlo.
Quinto paso: La infusión.
Una vez añadido el agua, rápidamente removemos unos segundos con una cucharilla y tapamos lo antes posible. Hay amas de casa que para mantener el calor tapan además la tetera con una funda de tela acolchada. Ahora, sin mover de su sitio, dejamos reposar durante al menos 5 minutos, para un té más suave, o 10 minutos si nos gusta más fuerte.
Sexto paso: Servir el té.
Una vez ha reposado se sirve directamente en las tazas. La costumbre, si se quiere añadir leche o crema de leche, es servirla antes del té en la misma taza. Al verter el té caliente sobre la leche la mezcla es inmediata y no hay que remover.



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