lunes, 22 de junio de 2009

Una pareidolia bastante tangible…




La vuelta a la rutina se me antojaba en este caso, más tediosa de lo habitual por contraposición a mi anterior estado de gracia. El fin de semana me había sido propicio y rico en experiencias, un incendio sofocado allí, una guerra de merengues por acá, entre otras peripecias. Sin embargo un regalo inesperado me acechaba escondido tras el telón virtual de nuestro lugar de encuentro favorito.
Tras un artículo a la altura de los grandes, se nos presenta en esta casa, un invitado de excepción:

Farax.

El articulo en cuestión, propone y divaga con buen estilo y no menos acierto, sobre el siempre apasionante desequilibrio y la diaria disyuntiva entre las disciplinas epicúrea o estoica, además de la ética más básica que debería regir nuestra conducta; Consiguiendo por momentos, hacer que sintamos en nuestras propias carnes la sombra palpable de experiencias pasadas y dejando un regusto a modo de resaca que te acompaña durante un buen rato.

He de confesar que me ha sorprendido grandemente el buen hacer de nuestro invitado en este sentido, pues ignoraba por completo sus capacidades en este terreno; así que satisfecho y jovial por el gran descubrimiento dirijo mis pasos a revisar los comentarios.
(En ese momento, no lo sabía, pero mi entretenimiento no había hecho nada más que empezar.)
Los comentarios de un artículo de estas características se pueden anticipar en general con facilidad, loas y bienvenidas por doquier al recién llegado,... pero es ésta una comunidad curiosa, con habitantes eclécticos, iconoclastas y ricos en matices.
D. Ismael en su conocida línea de navegación por aguas turbulentas, dio, a su manera, la bienvenida a tan insigne fichaje y la contestación no se hizo esperar
Tras la lectura de la misma y en ese mismo instante, creí entrever lo que a mis ojos no podía ser otra cosa que una pareidolia, pero, repasados el resto de comentarios, y visto el resultado, comprobé con satisfacción que no era tal, demostrando que mi intuición, una vez más no me traicionaba.
Cuenta Tucídides cómo en la batalla, existen tres tipos de grandes generales con éxito.
Están los que durante el combate, ven una debilidad en el enemigo y la aprovechan al momento, logrando decantar la lucha a su favor.
Luego están los que con una mente digamos, más preclara y siguiendo el desarrollo de los acontecimientos son capaces de anticipar donde se va a producir esa debilidad y maniobran para situarse con ventaja y ganar la batalla.
Por último, están esos pocos privilegiados, que de forma imprevisible, desconcertando a propios y extraños son capaces de maniobrar a voluntad, basculando y provocando ese momento de debilidad, que les conduce al éxito; por lo que como podéis imaginar, cuando los demás van, estos han ido y vuelto varias veces.
No sabéis como me satisface dar la más exultante bienvenida a uno de estos últimos a nuestras filas.
Vaticino que extraordinarios momentos están por llegar. Aguzad la vista y el oído, queridos colegas de Blog, pues el nivel de juego se eleva.

Bienvenido seas a esta casa, FARAX (…el de los ardides.)

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