¿Quién es ése al que tanto criticas? Te explicaré, es el invitado más entretenido que jamás podrás recibir, se adapta siempre a ti y posee infinitos rostros, más que humanos sobre la tierra. Cada día le acogemos en nuestra casa y siempre se coloca en el lugar más destacado, presidiendo la morada. Si aún no has adivinado quién es, te diré que siempre tiene tema de conversación y todo lo que cuenta, aunque parece espontaneo y natural, lo tiene previamente pensado.
El televisor es un convidado ególatra que requiere toda nuestra atención, nos sabe embriagar e hipnotizar, un auténtico seductor. Claro, no entiende de protocolo: nunca deja de hablar, si de repente tu esposa empieza a contar un problema, ahí está él para desviar la atención con unas palabras impactantes que impiden que veas cómo evoluciona la mirada de los tuyos.
Hace un par de décadas había intensas campañas para un uso razonable de la televisión. Pero aquellas pretensiones fueron enterradas y hoy esta “caja mágica” se ha convertido en un invitado salvaje que domina nuestra vida cotidiana. Ha entrado en todos los rincones de las casas, incluso algunos aventureros le han colocado en el cuarto de baño y en sus dormitorios, ¡qué confianzas! Supongo que tendrán miedo a ese instante de silencio en que se les vengan encima todas sus miserias.
En cualquier caso, nadie discute que es un invitado espectacular, pero eso no es suficiente motivo para invitarlo todas las noches a cenar. Se nos ha ido de las manos, por ello deberemos adiestrar a ese salvaje, domesticar a ese charlatán alienador, enseñarle algunas reglas.
De momento, ya le he dicho que no le vuelvo a invitar a cenar hasta que no aprenda a guardar silencio mientras hablo. Un respeto al anfitrión.
El televisor es un convidado ególatra que requiere toda nuestra atención, nos sabe embriagar e hipnotizar, un auténtico seductor. Claro, no entiende de protocolo: nunca deja de hablar, si de repente tu esposa empieza a contar un problema, ahí está él para desviar la atención con unas palabras impactantes que impiden que veas cómo evoluciona la mirada de los tuyos.
Hace un par de décadas había intensas campañas para un uso razonable de la televisión. Pero aquellas pretensiones fueron enterradas y hoy esta “caja mágica” se ha convertido en un invitado salvaje que domina nuestra vida cotidiana. Ha entrado en todos los rincones de las casas, incluso algunos aventureros le han colocado en el cuarto de baño y en sus dormitorios, ¡qué confianzas! Supongo que tendrán miedo a ese instante de silencio en que se les vengan encima todas sus miserias.
En cualquier caso, nadie discute que es un invitado espectacular, pero eso no es suficiente motivo para invitarlo todas las noches a cenar. Se nos ha ido de las manos, por ello deberemos adiestrar a ese salvaje, domesticar a ese charlatán alienador, enseñarle algunas reglas.
De momento, ya le he dicho que no le vuelvo a invitar a cenar hasta que no aprenda a guardar silencio mientras hablo. Un respeto al anfitrión.
4 comentarios:
El lobotomizado del lobotomizador que deslobotomice buen deslobotomizador será....
Pero vamos que te está faltando tiempo...
Acertadísimo artículo. Al que comento que sospecho que cada vez mas los contenidos de la televisión, de las campañas electorales, de los anuncios, de los periódicos, de la publicidad y medios de comunicación propios de las instituciones... los diseñan psicólogos, y especialistas en distorsionar la realidad para obtener un beneficio para un particular a corto plazo, y un perjuicio duradero en la sociedad, esto unido a un sistema educativo de chiste, me reafirma más en la lucidez del profesor Heredia cuando exponía la necesidad de pensar la existencia de un nuevo derecho fundamental: el derecho de los ciudadanos a la defensa frente al propio Estado.
No puedo estar más de acuerdo. El malintencinadísimo e interesado adoctrinamiento al que se somete a individuos con una personalidad aún sin conformar, es mil veces más poderoso que los escasos momentos de que disponen los padres para poder disuadir y desacer, lo que ya para siempre formará parte indeleble del sujeto en cuestión.
Y esto ocurre, porque dejamos que ocurra y es nuestra responsabilidad decidir que cantidad de horas se pasa expuesto a una serie de "radiaciones" de las que sabemos que no extraeremos casi nada bueno, y de las que desconocemos la mayoria de sus efectos secundarios.
Nadie nos va a defender, por que los que deberían hacerlo, están especialmente interesados en que la turba medrosa como la definia Ortega, siga adicta a tan poderosa herramienta.
La busqueda de un mecanismo por el cual se pudiera responsabilizar a los legisladores sin escrúpulos deberia ser una prioridad para esta sociedad enferma de ignorancia y pobre de tiempo.
Y D. Luis, no sabe usted lo acertado de su suposición, lo último en publicidad y marketing pasa necesariamente por el control y manipulación de los mecanismos neurológicos cognitivos.
Un ejemplo:
http://www.neurobiomarketing.com/publicidad.htm
Dios, yo no quería agitar vuestras mentes. Sólo pretendía dar una imagen pseudointelectual y con personalidad... Pero en realidad odio el pensamiento. Quiero ser alienado, dejarme llevar, ser feliz...
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