domingo, 10 de mayo de 2009

La leyenda de Flamel....




Hace muchos años en mis andanzas por américa, un judio español me contó una historia sobre un libro,... un libro mudo muy importante para los estudiosos de la alquimia.

En aquel momento yo no sabia nada de lo que significaba la alquimia, los alquimistas, las ciencias ocultas o cualquier cosa que se le pareciere, en realidad no sabía nada de nada y el personaje que me transmitió aquella enseñanza, tan solo me pareció un excéntrico más entre todos los locos que poblaban Los Angeles.

Ha pasado el tiempo y de cuando en cuando me ha picado la curiosidad sobre el tema, he mordisqueado aquí y allá sin mucho éxito, hasta que el otro día, dí con una historia que me resutaba vagamente familiar,....


Cuenta la leyenda que de todos los alquimistas que invirtieron sus vidas en la búsqueda de la Piedra Filosofal sólo uno tuvo éxito. ...

Corría el siglo 15 y los alquimistas comenzaban, lenta pero gradualmente, a diversificar su atención del mundo material hacia la medicina, no era para menos ya que las pestes carcomían sin la menor piedad a las poblaciones de toda Europa. Sin embargo, entre los oscuros pasillos de las librerías de París, habitaba un singular y llamativo personaje de personalidad excéntrica y de inmensa sabiduría llamado Nicolas Flamel. Del cual se dice, con un poco de inocencia y otro poco de romanticismo, que ha sido el único en alcanzar dos de las metas soñadas por todo alquimista: Obtener la piedra filosofal; y descubrir el secreto de la inmortalidad.

Si bien realmente existió un alquimista llamado Nicolas Flamel, incluso su casa, que hoy en día es un restaurante parisino, y parte de su laboratorio son conservados, es lógicamente improbable que la historia sea cierta, así que queridos sibaritas, tomaremos todo lo que sigue a continuación no como un hecho factible sino como una bella y colorida leyenda:

Cuenta la leyenda que una fría noche mientras Nicolas buscaba información sobre piedras un extraño hombre, el cual se presenta a si mismo como Abraham el Judío, se le acercó y tras una breve charla le regaló un curioso libro. El libro estaba cargado de escrituras Cabalistas y Mitología Griega, algo que llamó inmediatamente la atención de Flamel.

Inmediatamente tras recibirlo se pondría la meta de descifrar sus secretos, tarea que consumiría toda su vida.

Como era tal el caudal de información y misterios que la obra contenía, Nicolas, se encuentra en la necesidad de consultar a varios sabios, por lo que comienza a recorrer el mundo.

Viajando a España, en tierras Andaluzas, se entrevista con varias autoridades religiosas y lentamente va creando manuscritos explicando el libro.

Un día, gracias a la fortuna, logra encontrar al “Maestro Canches”, un hombre de inmensa sabiduría, y quien sería su llave para develar el misterio. Tras muchas charlas deciden viajar hacia París, con el desgraciado resultado de la muerte de Canches por una enfermedad durante el viaje. Tal acontecimiento no frenaría el deseo de Nicolas y éste, muy empeñado, lograría tras varios años descifrar los misterios del tomo y conseguir la deseada Piedra.

Una vez con la piedra en su poder Flamel se volvió extremadamente rico y comenzó, como un Bill Gates de antaño, a aburrirse del dinero y regalarlo. Decenas de hospitales, librerías y escuelas fueron construidas bajo su padrinazgo -y curiosamente algunos edificios aun conservan escrituras con su nombre- . De todas maneras el tiempo iría predando su salud y la vejez prontamente llegaría a hacerle una última llamada.

A su muerte su entierro fue llevado a cabo de la manera exacta que Nicolas había exigido, incluso fue utilizada una extraña lápida cargada de simbologías y runas -que hoy se encuentra expuesta en el Museo de Cluny-.

Pasado un tiempo de su muerte ya todo el mundo se había olvidado del extraño personaje, pero, como no queriendo irse, Flamel sorprendería al mundo incluso una vez más. Unos meses después de su entierro, por cuestiones legales, debe abrirse su tumba ante la rigurosa mirada de abogados y hombres de ley.

Lo que éstos hombres, ni el pueblo entero, podían haber imaginado es que al abrir la tumba esta se encontraba vacía sin ningún resto humano y sin ninguna señal de forzamiento o rotura. Quedando así el destino del viejo alquimista en el más oscuro y absoluto de los misterios.



Mutus Liber:


1 comentario:

Alejandro Perez dijo...

jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja...........está más que claro....