domingo, 1 de junio de 2008

OPERACIÓN TRIUNFO




Hace unos días escuché a unos jóvenes terrícolas hablar con devoción sobre los pormenores de Operación Triunfo. Como no tenía otra cosa que hacer, intervine y les dije que me parecía bien que viesen el programa pero que debían verlo con ojos críticos, y que tuviesen en cuenta que la mayor parte de su contenido era una representación preparada. Uno de ellos, algo contrariado, me replicó que no estaba de acuerdo, que el programa era espontáneo y que, en cualquier caso, disfrutaba viéndolo por lo que no quería que le continuase hablando. Yo le miraba y me parecía como si me dijese “déjame, me gusta vivir en mi burbuja”.

Como no tenía otra cosa que hacer me fui a casa y me puse a escribir el siguiente artículo:



OPERACIÓN FRACASO


Cuando creemos que hemos llegado a los bajos fondos televisivos, reaparecen sus productores para superarse de nuevo. Hubo un día en que la primera edición de Operación Triunfo era considerada una representación artificial que inculcaba valores envenenados; pero comparándolo con su última edición, pensaremos que se trataba de un ejemplo de naturalidad y de buen gusto.
Son dos las grandes miserias que inculca el programa: la primera, el inyectar en la juventud el sueño estúpido de triunfar en ese concurso como una meta admirable para esta vida. Y en segundo lugar, el establecer que para alcanzar dicha meta uno debe de aceptar cualquier medio y sometimiento por arbitrario y vejatorio que sea. Alcanzar nuestros sueños dependerá de factores físicos, de un contrato en que aceptamos que se nos falte el respeto y la educación, dependerá del gusto de una autoridad hortera y caprichosa.
Risto no es nadie, solamente es la chabacana representación de un vulgar papel, un personaje hecho para ser criticado. Cada vez que Risto insulta, las pupilas se dilatan, y la audiencia sube. El problema está en los productores, en su falta de valores y, especialmente, de imaginación. Más allá de ser valientes y originales, más allá del entusiasmo por crear algo nuevo, prefieren calcar RealityShows ya emitidos en otros países con los mismos tipos de presentadores, concursantes y las mismas frases.
Las sociedades evolucionan según su televisión, y la televisión evoluciona según la sociedad. Es una evolución de influencia reciproca. Porque hoy no sólo somos lo que comemos sino también la tele que vemos, y aún más en la fase en que se está forjando la personalidad de los jóvenes. Así, hay que señalar con el dedo a los productores y a las cadenas emisoras; son ellos los que instalan fábricas de frustrados, y no me refiero a los que no han pasado las ignominiosas pruebas, sino a aquellos a los que se les han inculcado estúpidos sueños que siempre tendrán vetados.
Una operación triunfal sería ganar en los ranking de audiencia sin insultar, y triunfar cantando sin ser insultado y alienado. De momento, Operación Fracaso.



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Arriba de este texto aparece un video de la edición de Operación Triunfo en EE.UU. donde el famoso presentador Simon se dedicaba a insultar a los alumnos y al presentador. Este guión fue exportado a las ediciones francesa, italiana, española… Puro Teatro.

3 comentarios:

Bronco dijo...

Pan y cebolla... digo.. pan y circo

Si lo que dices se llega a saber... Lo mismo hasta hubo un casting de Ristos para seleccionar a Risto... Quizá hasta hagan un Operación Risto. Creo que sería mas entretenido, y bastante mas mordaz. Muy a mi estilo. Mmmmmm

luis dijo...

Lo que yo decía:texto obligatorio en la E.S.O. y/o Bachillerato. Atentos a los Artículos de Constantinopla.. nos despiertan del sueño en que podríamos estar sumidos.

MariaCantabria dijo...

Saludos desde estos lluviosos días que me tienen algo hastiada, sólo decir que a mi me parece divertido el programa de operación triunfo, al igual que me parece bien ver al surrealista Chikiricuatre, y no veo nada malo en evadirse viendo el deporte… tampoco está mal ir de compras al Corte Inglés que siempre te saca de algún apuro, ni los fines de semana en el Ikea o en otro parque de atracciones, ni las vacaciones en Marina Dor… todo eso me parece muy bien si no fuese porque si la sociedad se mirase con los ojos de hace veinte años tiritaría...