Si hay dioses y son justos, entonces no les importará lo devoto que hayas sido, sino que te darán la bienvenida basándose en las virtudes con las que has vivido tu vida.
Si hay dioses, pero injustos, entonces no deberías querer adorarlos.
Si no hay dioses, entonces cuando mueras todo habrá terminado, pero habrás vivido una vida noble que permanecerá en los recuerdos de tus seres queridos.
Marco Aurelio (121-180). Emperador Romano.