lunes, 29 de marzo de 2010

A -Pero entonces -me atreví a comentar-, aún estáis lejos de la solución…
G -Estoy muy cerca, pero no sé de cuál.
A -¿O sea que no tenéis una única respuesta para vuestras preguntas?
G -Si la tuviera, Adso, enseñaría teología en París.
A -¿En París siempre tienen la respuesta verdadera?
G -Nunca, pero están muy seguros de sus errores.
A -¿Y vos?
-dije con infantil impertinencia-. ¿Nunca cometéis errores?
G -A menudo
-respondió-. Pero en lugar de concebir uno solo, imagino muchos, para no convertirme en el esclavo de ninguno.

Conversación entre Guillermo y su aprendiz Adso sobre la solución a los crímenes cometidos en la abadia
Umberto Eco, El Nombre de la Rosa

ALEA JACTA EST....

miércoles, 17 de marzo de 2010